La abuela de la mujer dio positivo al COVID-19, días después murió. Ante el embarazo en riesgo por estar también infectada, le adelantaron el parto.
Por: AFP
Positiva al coronavirus, Vanesa Muro estuvo separada diez días de su recién nacido. Ya en casa con el pequeño Oliver, cuenta los días para que finalice la cuarentena y poder besarlo y tocarlo sin guantes.
No poder tener contacto con su piel para evitar contagiarlo «es duro», admite Vanesa a AFPTV en su casa en la capital española, epicentro de la pandemia en España con más de un tercio del total de muertes en el país.
«Él te agarra el dedo, el pobre, y agarra el plástico, no te agarra a ti, pero bueno, ya es un día menos, hay que pensarlo así porque sino te deprimes», señala la mujer de cabello castaño hasta los hombros, de 34 años.
Vanesa y Óscar Carrillo, también de 34 años, se preparaban para un parto por cesárea a partir del 16 de marzo, pero el brote de la COVID-19 aceleró todo.
La abuela de Vanesa, de 87 años y a quien veían a diario, dio positivo al virus y luego murió. Con un embarazo de riesgo, a Vanesa también le hicieron la prueba. Estaba infectada.
De inmediato, «Óscar me llevó (al Hospital Universitario La Paz) y evidentemente no pudo ni pasar, me dejó en la puerta de urgencias y ya ahí me quedé», relata Vanesa.
– «Campeón, nos vamos a casa» –
Los médicos adelantaron la cesárea. Fue «un cúmulo de sensaciones, brutal» para Vanesa, entre el «miedo» a contagiar el bebé, la separación de su marido y el ser atendida por médicos enfundados en trajes especiales para evitar una infección.
Para Óscar, «fue la hora y media más larga de mi vida», sin saber lo que pasaba. Fue «duro», dice este hombre de cabello oscuro, que también dio positivo al coronavirus.
Al final, el 13 de marzo, nació Oliver, saludable con 3,6 kg y 50 cm. Inmediatamente lo metieron en una incubadora y lo aislaron, y hasta que no dio negativo en dos tests de coronavirus no lo juntaron con otros neonatos.
Tras 48 horas de recuperación en el hospital en un aislamiento casi total porque el personal sanitario entraba lo menos posible a la habitación por la falta de trajes protectores, Vanesa pudo irse a casa, pero sin Oliver.